El escritor canadiense Laurence Johnston Peter decía que sólo una cosa es más dolorosa que aprender de la experiencia, y es, no aprender de la experiencia.
El proverbio se ajusta perfectamente a lo que se vive estos días en la sociedad soriana, atónita ante los candidatos que han decidido presentarle los partidos políticos mayoritarios para las próximas elecciones generales del 20 de noviembre y los argumentos que han dado. Los dos coinciden en que es tiempo de primar la experiencia, cuando ésta les ha retratado durante años en su gestión por el desarrollo de la provincia. Al elector soriano el tiempo -y, con ello, la experiencia- le ha enseñado más que cien maestros de escuela y llega a la conclusión que los partidos políticos llamados a gobernar siguen dominados por su endogamia, cuando deberían de una vez dar el paso para conseguir una cierta regeneración democrática, imprescindible para que la política recupere el crédito perdido. Hay otras formas de elegir a los representantes políticos, donde éstos rindan cuentas de forma mucho más directa a sus electores, que el sistema actual que dominan las cúpulas de los partidos políticos y donde los candidatos responden más a las élites de sus formaciones -no en vano, son quienes les designan- o incluso a sus propios intereses, antes que a los de los ciudadanos. Después de más de tres décadas de democracia, es tiempo más que suficiente para extraer conclusiones de la experiencia acumulada y tomar decisiones que mejoren la participación de los ciudadanos en la elección de sus representantes.