LA INFORMACIÓN parece haberse acabado con el apagón analógico, si nos atenemos a la escueta y evasiva respuesta ofrecida desde el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo sobre las incidencias registradas en la provincia desde el pasado 23 de julio.
Aunque resulta complicado valorar el cambio tecnológico cuando se oculta su repercusión en los hogares sorianos, podemos aseverar sin titubeos que el apagón analógico ha dejado en tinieblas a más de un televidente de la provincia, como han puesto de manifiesto el carrusel de ciudadanos que estos días han pasado por la oficina de información. Silenciar los problemas -que haberlos, haylos- no parece el mejor camino para buscar soluciones y lo único que se consigue es dar crédito a los que pensaban -y piensan- que el proyecto TDT tiene una irresistible vocación propagandística desde su nacimiento -corroborada con la millonaria inversión publicitaria, con un reparto no exento de sectarismo-, más allá de las bondades del mismo. La TDT es el futuro de la televisión, pero los sorianos se podrían haber ahorrado estos días más de un contratiempo si las administraciones hubiesen actuado con mayor sensatez, en especial la del Estado, acordando actuaciones, repartiendo esfuerzos y englobando a todos los sorianos -sí, todos- en este proyecto piloto llamado a servir de ejemplo en el resto del territorio español. Resulta lamentable que el plan de comunicación se apague justo cuando tiene que dar más explicaciones a los ciudadanos. Mal andamos si seguimos confundiendo información con propaganda.