El próximo 9 de marzo los españoles están llamados a las urnas, en las que serán las novenas elecciones generales que se celebran en la democracia española.
El ejercicio del voto es un momento culminante que está garantizado por la propia Constitución, cuando en su artículo 23 asegura que los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal. Votar es un ejercicio de responsabilidad que va más allá de la elección de los propios parlamentarios de la circunscripción. Cuando los electores depositan su voto en las urnas están implicándose indirectamente en el gobierno de otras instituciones y organismos estatales, cuyos representantes son propuestos a su vez por las Cortes Generales. El derecho al voto es, o debe ser, un ejercicio de responsabilidad. Por ello, en tiempo de campaña electoral, los electores deben escuchar todas las ofertas electorales que los diferentes partidos les presentan y reflexionar con libertad sobre la opción que más le convence. Es también tiempo de repasar compromisos de las diferentes formaciones políticas realizados en los pasados comicios y escuchar las razones que les han llevado al incumplimiento. En esta tarea, los partidos políticos están obligados a huir de triunfalismos y euforias e introducir en su discurso las suficientes gotas de autocrítica y pedagogía, además de huir de ambigüedades en los nuevos compromisos. Con este ejercicio de responsabilidad, ganarán en credibilidad ellos y el propio sistema.