La última VISITA del presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero ha puesto de manifiesto la urgente necesidad de que las administraciones competentes -incluida el propio Ayuntamiento capitalino- se involucren decididamente en solucionar la depuración de las aguas residuales de Soria y su alfoz, el principal punto de contaminación del Duero a su paso por la provincia.
No hay tiempo ya para buscar más excusas: Soria necesita, y con ella toda la cuenca del río, que los políticos busquen una solución pactada y cumplan los compromisos adquiridos. Para eso están. Baste recordar que fue la entonces ministra de Medio Ambiente -cierto que en la campaña electoral de 2008- quien se comprometió a financiar al 50 por ciento, y a fondo perdido, la nueva depuradora de residuales de Soria. Y ahora toca ya poner sobre el papel lo que se prometió. Hágase declarando la obra de interés general o a través del PAES, o con cualquier otra solución posible, pero hágase de una vez por todas, sin más dilaciones. No nos cabe ninguna duda que cuando hay voluntad, el dinero corre con mayor soltura. Cargar directamente la financiación a los ciudadanos, es una solución cuando menos poco imaginativa, y poco apropiada para Soria dada la capacidad económica de su Ayuntamiento. Las grandes infraestructuras que la capital y provincia necesitan son las que requieren de un apoyo decidido de administraciones superiores, con mayores capacidades de financiación. Es tiempo, pues, de mojarse definitivamente y solucionar sin costes la depuración del agua de la ciudad.