DECÍAMOS AYER QUE que los candidatos de los diferentes partidos políticos deberían ser lo suficientemente autocríticos para huir de excesos hacia el rival político en la teatralización que conllevan siempre las campañas electorales.
Pero los primeros días de campaña electoral, nos han demostrado que o no han entendido el mensaje o, mucho peor, que no quieren entenderlo, dado que han preferido repetir mensajes y criticas, sin examinar un segundo sus propios compromisos y realizaciones, con más cifras y menos valoraciones, siempre interesadas. Realizamos hoy un balance de la última legislatura de Rodríguez Zapatero al frente del Gobierno de España, en el que se pone de manifiesto que las grandes inversiones, por mor de la crisis económica y por el papel que se le da a Soria en el contexto nacional, siguen pendientes de ejecución en gran medida. Pero quien aspira a ser la alternativa de Gobierno no debe quedarse en la denuncia, sino en alimentar una mínima esperanza -con plazos concretos- de la ejecución de las ilusiones de la sociedad soriana. Las críticas, por lo demás, pierden fuerza si en las propias responsabilidades de Gobierno no se avanza en los proyectos. No se debe -poder se puede- acusar al oponente político de recortar, por ejemplo, cuando uno está haciendo lo mismo en su propia casa. Nuestros candidatos deben recuperar el sentido común, ciertamente por lo que estamos escuchando el menos común de los sentidos. Presentarse con humildad a los electores, decir la verdad y proponer un futuro cierto son compromisos ineludibles.