Cuando la unión debe alimentar la esperanza
EL DISCURSO DE INVESTIDURA de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno ha marcado un nuevo tiempo político, repleto de reformas para, entre todos -con consensos y decisiones-, afrontar los desafíos que la crisis económica impone en la agenda inmediata y que tendrá en la presentación de los Presupuestos del Estado para 2012, anunciados para el primer trimestre del nuevo año, su punto de inflexión.
España, y con ella Soria, afronta enormes dificultades, pero es imprescindible que las encare con compromisos ciertos y con una hoja de ruta en la que se deje una puerta abierta a la esperanza. Los responsables políticos de las diferentes administraciones tienen que trabajar en esta doble dirección, de tal forma que consigan un equilibrio entre los ajustes que se demandan a los ciudadanos y un cierto mensaje de optimismo de que los sacrificios reclamados valdrán la pena para salir con fuerza de la crisis económica. La historia reciente ha demostrado que sin confianza, sin expectativas y sin financiación, las inversiones y el consumo han caído en picado, con la consiguiente perdida de empleos y el desplome de los ingresos públicos. De este circulo infernal, como dijo Rajoy, es necesario salir cuanto antes. Las reformas son obligadas y conviene que se impulsen con el mayor apoyo posible de todas las fuerzas políticas y agentes sociales y económicos y con el reparto justo de las cargas, de tal forma que garanticen las bases del Estado del Bienestar. Transmitir que el reto que nos espera es complicado, no debe estar exento de mensajes de confianza de que entre todos, podemos.