La pérdida de 2,2 millones de euros de fondos europeos, peleados y conseguidos en la legislatura del tripartito, alimenta estos días los debates públicos mientras se acrecienta el malestar entre los contribuyentes, por una deficiente gestión que tiene nombres y apellidos.
El espectáculo de los dos partidos con responsabilidades de Gobierno en estos últimos años no hace más que corroborar el nivel de la clase política soriana, acostumbrada a que todo vale ante una sociedad que todo lo aguanta. Hace falta es en este asunto, no ya depurar responsabilidades, tanto políticas como técnicas, sino un compromiso cierto de llegar hasta las últimas consecuencias. Políticos profesionales y técnicos bien remunerados -algunos con productividades- le deben una explicación más convincente a la sociedad que la que hasta ahora han dado. No nos sirve la ceremonia de la confusión que han iniciado. Hacen falta medidas y algunas de calado para que los ciudadanos tengan ellos en su mano la posibilidad de mandar al ostracismo a quien no sabe gestionar su dinero. Hoy por hoy, por muchas acusaciones y lamentaciones que hagamos, el sartén sigue por el mango de aquellos que han errado en sus decisiones. Esta democracia no puede seguir estancada dejando sólo al ciudadano la posibilidad de emitir su opinión cada cuatro años. Hace falta profundizar en el sistema para que los ciudadanos tengan verdaderamente capacidad de decisión. Es imprescindible, por ejemplo, abrir las listas electorales para que cuando al ciudadano le toca votar puede hacerlo a conciencia, botando a los incompetentes.