La convención provincial del PARTIDO POPULAR ha tenido un buen número de lecturas e interpretaciones sobre los nuevos tiempos que corren.
La primera de ellas ha sido la gran capacidad de movilización demostrada por la nueva junta directiva, un mérito que debe ir acompañado en el futuro de mayor capacidad para conectar con las inquietudes y necesidades de las diferentes asociaciones y agentes sociales, y de los propios ciudadanos, para vertebrar un proyecto creible y con visos de convertirse en alternativa seria para las instituciones en las que no gobierna. Pero este proyecto será más difícil de articularlo si las heridas abiertas en el Congreso provincial, hace ya tres meses, siguen sin cicatrizar. Las palabras del presidente regional del PP respaldando a la nueva junta directiva pero exigiéndola la responsabilidad de hacer un proyecto de todos no deben caer en saco roto. Y en este tarea hay que aplicarse con más esmero, porque lo que más castiga el electorado, bien lo saben los partidos, es la desunión de sus representantes. Ejemplos en la historia de la democracia hay para dar y tomar. Como los hay de proyectos interesantes que no han calado en los ciudadanos por una deficiente comunicación. En esta tarea también tendrá que aplicarse con esmero la dirección popular en una institución -el Ayuntamiento capitalino- para hacer creible las críticas de fondo que está realizando en la actual legislatura con la mano tendida que ofrece al equipo de Gobierno para colaborar en la gestión municipal, una apuesta política que necesita discursos más equilibrados.