LA DESPOBLACIÓN CONTINUA siendo el principal problema de Soria y de buena parte de Castilla y León y del interior peninsular.
Los últimos datos facilitados por la Fundación Perspectivas retrata una realidad que, no por conocida, deja de sorprender y preocupar a la sociedad soriana, a pesar de haberse acostumbrado a convivir con la emigración de sus jóvenes y el paulatino envejecimiento -cuando no desaparición- de sus pueblos. La ordenación del territorio, transferida por la Constitución a las comunidades autónomas, es vital para corregir los desequilibrios que se vienen produciendo entre las provincias. Y la misma debe ir acompañada de las políticas convenientes y las inversiones imprescindibles que reviertan la actual tendencia. Aunque Soria haya crecido en población en la última década, como consecuencia del fenómeno de la inmigración, no es menos cierto que sigue presentando un perfil demográfico ciertamente preocupante, que sólo se corrige con la implicación seria y responsable de las administraciones y el propio compromiso de los sorianos con el futuro de su tierra. Las administraciones -central y autonómica- deben ser conscientes que una provincia -y la propia comunidad y el propio país- no es sostenible cuando los recursos humanos escasean o están mal repartidos en su territorio. Corregir este peligroso desequilibrio, sólo se consigue cuando se tiene un modelo claro de desarrollo y se aplica con convencimiento y rigor, previo consenso de todos. Es el único camino posible para que la despoblación deje de ser un problema.