Soria tiene en su medio ambiente uno de los pilares de desarrollo económico, según coinciden todos los grupos políticos y agentes sociales.
Pero el mensaje se queda en nada cuando los ciudadanos y visitantes asisten, entre sorprendidos y avergonzados, al espectáculo de la escombrera de Vellosillo, una penosa carta de presentación de la ciudad en su entrada norte. Con proyecto aprobado y financiación comprometida por la Junta de Castilla y León desde 2004, es hora ya que las administraciones competentes y las empresas del sector pongan fin a esta lamentable imagen. Si verdaderamente unos y otros creen en el medio ambiente y la necesidad de reciclar los residuos que generamos, no hay más excusas para afrontar en plazo y forma una solución a este problema que se dilata ya demasiado tiempo, a pesar de ser una de las prioridades medioambientales del Gobierno municipal. El plan regional de residuos de construcción y demolición de Castilla y León asegura que haría falta una inversión de seis millones y medio de euros par adaptar la situación de la provincia a la normativa, una cifra que no parece insalvable, si se tiene en consideración, entre otras cuestiones, los beneficios obtenidos por las empresas constructoras durante el boom inmobiliario y, sobre todo, en la necesidad de cumplir con una máxima aplicada en otros ámbitos: quien contamina, paga. Preservar el medio ambiente exige compromisos de todos, tanto particulares como empresas y administraciones. Es hora, por tanto, de olvidarse de excusas, y tomar decisiones.