Cien días para morir de éxito o de puro aburrimiento
LOS CIEN PRIMEROS DÍAS de gestión de los responsables políticos al frente de las instituciones suelen ser miradas con lupa por la sociedad ante la expectativa de conocer los ejes de su política durante la legislatura y los cambios y novedades que se apuntan. En el Ayuntamiento de Soria, de momento sólo ha servido para confirmar que la continuidad marcara su devenir en algunas iniciativas que merecen reconocimiento y apoyo -por ejemplo, la peatonalización del centro urbano o la remodelación del mercado de abastos-, y el olvido, el fracaso o la renuncia en avanzar en otras, con paso firme y de vital importancia para la ciudad como las autovías o la estación intermodal, que fueron la punta de lanza de las reivindicaciones de estos mismos partidos -y sus gobernantes- no hace mucho tiempo. En estos cien primeros días, el PSOE también ha demostrado que las mayorías absolutas, sin frenos ni oposición, pueden ser un caldo de cultivo para el autoritarismo, la endogamia y el nepotismo, por más que en los discursos de investidura se comprometa diálogo y consenso, dos requisitos que deberían ser básicos en la corporación soriana para afrontar con medidas concretas el principal problema, hoy por hoy, de muchos ciudadanos, que no es otro que el desempleo. El Partido Popular, por su parte, tiene la ineludible responsabilidad de centrar el debate desde la oposición, tendiendo la mano para sumar proyectos e inversiones en la capital y garantizar que un cambio de Gobierno, tras las elecciones del 20 de noviembre, no traerá consigo olvidarse de los compromisos asumidos con Soria.