LA INAUGURACIÓN DE LAS INSTALACIONES DE friolvega han servido para rendir un merecido homenaje al trabajo y tesón demostrado por Emiliano Revilla, impulsor y catalizador del desarrollo industrial de Ólvega en las últimas décadas.
Su nombre figura ya para siempre en el mejor polígono industrial que tiene la provincia, merced a una propuesta surgida de los propios empresarios y ratificada por la comisión de gobierno del Ayuntamiento olvegueño. Justo es recordar de nuevo que la villa del Moncayo se ha convertido en los últimos años en todo un ejemplo, al saber mirar hacia adelante superando contratiempos como el cierre de Delphi, de la mano de la vocación decidida del empresario olvegueño, que ha hecho del polígono de Ólvega, y del propio municipio, todo un proyecto a imitar en Soria, Castilla y León y España y en el que también han contribuido otros protagonistas que merecen su reconocimiento. En este milagro conviene destacar dos pilares básicos, unidos por la generosidad y compromiso. Primero, los propietarios de los terrenos del actual polígono que los vendieron a precio simbólico -esto es, barato- para construir el futuro de su villa y hacer posible que el precio del metro cuadrado fuera verdaderamente competitivo. Y después, la propia implicación de una buena parte de los vecinos olvegueños en la sociedad Prouniol, constituida para capitalizar las inversiones unidas al desarrollo de la villa del Moncayo, un modelo que en Soria-capital fracasó a los pocas semanas de iniciarse su proceso de capitalización. Ahora, Ólvega; Emiliano, siempre.