Confianza en recuperación de ayuda directa a girasol
La Asociación Española del Girasol (AEG) ha deseado hoy que se recupere la ayuda directa al girasol en la campaña que está a punto de comenzar y en la que el agricultor se enfrenta a la decisión de sembrar y a la elección de la variedad con bastantes incógnitas.
TRIBUNA / Umbrales y fronteras
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Para la asociación, la desaparición de la ayuda directa ha sido un importante factor en contra de la rentabilidad y, aunque el girasol haya entrado como cultivo mejorante en la rotación, las ayudas a las leguminosas pueden hacer que estas sigan siendo más interesantes para el agricultor.
Por ello, la AEG ha confiado hoy en que se recupere la ayuda.
La campaña de girasol 2023 en España comienza con una moderación en los precios por tonelada que han caído unos 100 euros, quedando el linoleico a 565 euros y el alto oleico a algo más de 620 euros
. “Pese a que el aceite alto oleico ha caído más y el diferencial con el linoleico ha bajado, la elección de una variedad alto oleico sigue siendo interesante y con toda seguridad seguirá habiendo prima para el oleico en la época de cosecha debido a la continua demanda de este aceite de mayor calidad por parte de la industria”, ha apuntado en un comunicado el presidente de la AEG, Juan Fernández.
En cuanto a la superficie, se espera que sea en torno a un 9% inferior a la de 2022, pero superior a la de 2021 en un 25 por ciento, pudiendo rondar las 780 u 800.000 hectáreas.
Los barbechos seguirán estando autorizados para la siembra, pero la mayor parte ya se sembraron de girasol el año pasado y en el 2023 tocaría cereal, salvo en tierras de escasa fertilidad donde no se cubren los costes, por lo que “no tendrán gran influencia en la superficie total, como sí la tuvieron en el año pasado”, ha señalado Fernández quien ha apuntado que “el aumento de la superficie de leguminosas podría influir negativamente en la superficie de girasol, aunque hablamos de unas 50.000 ha en total”.
Por zonas, la AEG indica que en Andalucía continúa sembrándose aún trigo duro y tras este ciclo de lluvias hay una buena coyuntura para una siembra temprana de girasol ya que hay jugo y no se esperan más precipitaciones en los próximos 15 días, lo que podría favorecer la elección de variedades tolerantes a herbicidas por parte del agricultor para un mejor manejo de la mala hierba tan importante en las siembras tempranas.
La disponibilidad o no de agua de riego podría condicionar que parte de los regadíos de Andalucía y Extremadura pasen a girasol al ser un cultivo con mucha menor demanda de agua e insumos que el maíz, el tomate o el algodón, aunque “si finalmente los embalses se recuperan en la zona sur, el agricultor probablemente optará por estos últimos cultivos”, ha reconocido el responsable de la asociación que apunta que “a día de hoy han caído de media unos 300 litros, lo que no anda muy lejos de la media y aún estamos a falta del agua de primavera”.
Otro factor en el sur es el continuo incremento de plantaciones de almendro, olivo, pistacho o el uso para paneles solares, que junto a los motivos anteriores nos hacen pensar que la superficie de girasol caiga en Andalucía en torno a un 10% respecto a 2022.
Zona Norte
En la zona Norte la siembra del cereal ha sido muy difícil debido a la continuidad de las lluvias, así que se espera que aumente la de girasol, siendo un cultivo que encaja muy bien en los tiempos y recursos de una explotación agrícola por su época y zonas de siembra diferenciadas que permiten optimizar los recursos humanos y de maquinaria, además de tener una fácil comercialización y muy bajo coste de insumos.
Además, la tecnificación de este cultivo en los últimos años ha supuesto una gran ayuda con la aparición de variedades tolerantes a distintos herbicidas y cada vez mejor adaptadas, destaca la AEG.
La sequía había hecho pensar que parte de los regadíos pudieran destinarse a girasol, debido a la falta de agua y al alto precio de insumos (gasoil, abonos, fitosanitarios…) de los que el girasol es poco demandante y 2-3 riegos pueden ser suficientes para conseguir entre 3 y 4 toneladas por hectárea.
Sin embargo, “las frecuentes lluvias en diciembre han hecho que se recuperen parcialmente los embalses y haya habido buenas condiciones para la siembra del trigo en parte de estos regadíos.
Pese a ello, sigue faltando la nieve, y las rotaciones de la PAC pueden provocar que algunos escojan sembrar girasol, por lo que la situación es aún una incógnita”, apostilla Juan Fernández.