La Junta entrega el Sello Ambiental a 20 centros
La Junta de Castilla y León, a través de las delegaciones territoriales, ha remitido a los veinte centros escolares reconocidos con el Sello Ambiental en la convocatoria de este año los distintivos que los acreditan como ‘Centro Educativo Sostenible’, en reconocimiento a sus iniciativas de ambientalización integral.
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El sello Ambiental es una iniciativa conjunta de las consejerías de Fomento y Medio Ambiente y de Educación creada en 2018 para impulsar la participación del alumnado en la gestión ambiental de sus centros.
El acto de entrega de los reconocimientos se ha suspendido por las restricciones impuestas a consecuencia de la pandemia. Además, la Junta ha enviado también a todos los centros distinguidos en convocatorias anteriores material específico para la observación de aves.
Los veinte premiados, entre los que se encuentra el colegio especial Santa Isabel y el instituto Mavhado, de Soria, han recibido el distintivo en madera que los acredita como ‘Centro Educativo Sostenible’.
Además, estos centros, junto a los distinguidos en la convocatoria anterior, 44 en total, han recibido tres prismáticos y tres guías de aves para fomentar la observación de animales en cada centro.
Para su elección, se ha tenido en cuenta la necesidad de reconexión con la naturaleza como fuente de satisfacción personal y garantía de su conservación.
La distribución por provincias de los veinte centros docentes no universitarios a los que se les concedió el sello ambiental en el curso académico 2019-2020 es la siguiente: distinción a un centro de cada una de las provincias de Ávila, Burgos, Palencia, Segovia, Soria y Zamora; seis centros de la provincia de León, tres de Salamanca y cinco de Valladolid.
De esta manera, hay 29 localidades que cuentan con algún centro educativo acreditado con el sello ambiental: Ávila, Arenas de San Pedro, Burgos, Lerma, León, La Bañeza, La Pola de Gordón, Ponferrada, San Andrés del Rabanedo, Santa María del Páramo, Villaquilambre, Palencia, Aguilar de Campoo, Guardo, Salamanca, Cabrerizos, Segovia, Santa María la Real de Nieva, Valsaín, Soria, Valladolid, Mojados, Pedrajas de San Esteban, Zamora, Benavente, Fermoselle, Gema, Morales del Vino y Toro. (Ver cuadro anexo).
Las consejerías de Fomento y Medio Ambiente y de Educación han impulsado mediante este sello ambiental la incorporación de la educación ambiental en el programa curricular de los centros de educación de la Comunidad tanto públicos como privados. La intención de esta distinción es otorgar un reconocimiento público a los centros docentes no universitarios que desarrollan iniciativas de ambientalización integral del centro, basadas en la educación y la gestión ambiental.
Un aspecto importante del sello ambiental es su dimensión colectiva: los centros aceptan la publicación en la página web de la Junta de Castilla y León de las memorias de actividad para que sirvan de inspiración a otros centros.
Además, los centros acreditados deben compartir su experiencia con otros interesados en conseguir el sello ambiental, e informar a los miembros de su comunidad educativa del reconocimiento alcanzado y de las buenas prácticas desplegadas para conseguirlo, animándoles a asumirlas en sus ámbitos de responsabilidad.
La comisión evaluadora, adscrita a la consejería competente en materia de educación ambiental, es la encargada de valorar las solicitudes recibidas. Esta comisión evaluadora está formada por personal de las dos consejerías implicadas y recibe informes de las direcciones provinciales de Educación y de los servicios territoriales de Medio Ambiente.
Requisitos para la obtención del sello ambiental
El distintivo, regulado en la Orden EYH/1101/2018, de 28 de septiembre, está pensado para los centros docentes no universitarios de Castilla y León, públicos y privados, que cumplan una serie de requisitos, entre ellos, desarrollar un programa de educación ambiental, disponer de un programa de gestión ambiental y asumir los compromisos de difusión de las memorias sobre sus actividades, en los términos recogidos por la norma.
El programa de educación ambiental deberá estar aprobado por el claustro de profesores y por el Consejo Escolar o estar incluido en la programación general o en el proyecto educativo del centro y haberse ejecutado durante, al menos, los últimos dos años previos a la solicitud del sello. Además, debe integrar las actividades de experiencia y contacto directo con el entorno, con el conocimiento y la realización de acciones para su conservación y mejora. De esta manera, se fomentan tanto los aspectos afectivos, como los cognitivos, y se capacita al alumnado para afrontar los retos de sostenibilidad del futuro.
Sobre la gestión ambiental, el programa deberá tener en cuenta los principales impactos en el centro de aspectos como el agua, la energía, los residuos y las emisiones a la atmósfera; deberá contar con indicadores de seguimiento y un plan de mejora para paliar las consecuencias más importantes o de más fácil solución e implantar medidas que incrementen la sostenibilidad y la calidad de vida de la comunidad educativa.