La cuenca del Duero necesita aumentar la capacidad de embalses
El viceconsejero de Desarrollo Rural, Jorge Llorente, y el presidente de Ferduero (Asociación de Comunidades de Regantes de la Cuenca del Duero), Ángel González ha presentado esta mañana en la sede del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León el estudio sobre las posibilidades de aumentar los recursos hídricos en la Comunidad.
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El trabajo ha sido realizado por el Área de Hidráulica de la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad de Burgos y se enmarca en una de las líneas de trabajo que se plasmaron en el convenio entre el propio Itacyl y Ferduero.
El objetivo es que se puedan realizar una serie de actividades de estudio e innovación dirigidas a fortalecer la agricultura de regadío en la cuenca del Duero, como se firmó el 14 de junio de 2018.
En este convenio trabajan conjuntamente el Itacyl y Ferduero en cinco líneas:
- diseño de soluciones innovadoras para optimizar el consumo energético en los regadíos
- reducción de la contaminación difusa y otros beneficios medioambientales del regadío,
- acción sobre el cambio climático y medidas de lucha contra sus consecuencias,
- impulso a la investigación y desarrollo del sistema Inforiego,
- transferencia de tecnología.
Capacidad de regulación
Dentro de las medidas de lucha contra las consecuencias del cambio climático, se ha desarrollado el estudio que hoy se presenta.
La finalidad del análisis es analizar las posibilidades existentes para consolidar e incrementar los recursos hídricos disponibles en Castilla y León.
La investigación pone de manifiesto que la cuenca del Duero es la que menor capacidad de regulación posee en España, respecto a las aportaciones, ya que el volumen de los embalses de regulación solamente es del 31% respecto a los recursos naturales existentes, exceptuando los embalses de los saltos del Duero ubicados aguas abajo de los posibles usos de la cuenca.
La cuenca del Ebro también se sitúa en un porcentaje reducido, con el 50 por ciento, frente a la situación de otras cuencas como el Guadiana, que es del 218 por ciento, Guadalquivir, 115 por ciento, o Tajo, 90 por ciento.
Al mismo tiempo se han analizado los distintos sistemas de Castilla y León recopilando una valoración y una cuantificación de los recursos naturales y las circunstancias ambientales que concurren en cada zona. Además se incluye un análisis de los recursos, en comparación con los usos y demandas actuales y futuras, para poner sobre la mesa las posibilidades de aumentarlos.
El estudio también detalla:
- las diferentes alternativas para consolidar e incrementar estos recursos disponibles, desde la ejecución de obras ya previstas en el actual Plan Hidrológico de manera urgente, a la posibilidad de nuevas infraestructuras hidráulicas o el recrecido de las existentes,
- las posibilidades de uso para regadío de embalses inicialmente previstos para otros usos como el hidroeléctrico,
- el aprovechamiento conjunto de aguas subterráneas y superficiales,
- la reutilización de aguas residuales y otras posibles soluciones.
Posibles actuaciones
Entre las actuaciones indicadas toma protagonismo la necesidad de ejecutar de manera inmediata las regulaciones ya aprobadas en el Plan Hidrológico vigente, como son las del río Órbigo, con declaración de impacto ambiental favorable, las del Carrión, tan necesaria y con diseño ya muy avanzado, y las del Cega, esta última muy vinculada a la consolidación de los regadíos que emplean aguas subterráneas.
Todas ellas con claros beneficios sociales, económicos y medioambientales.
Respecto a los embalses, el estudio analiza 31 posibilidades de nuevas infraestructuras hidráulicas, junto a 16 posibilidades de recrecido de embalses existentes.
En conjunto, todas las actuaciones en conjunto supondrían un incremento de la capacidad de regulación entre 1.194 hectómetros cúbicos y 2.243 hectómetros cúbicos, que aún situarían a la cuenca del Duero en cifras de capacidad de embalsar entre el 40 y el 50 por ciento de los recursos naturales, muy alejadas de las cifras de otras cuencas de España.
Para el análisis de la viabilidad de las diferentes actuaciones planteadas y el establecimiento de una priorización de las mismas, el estudio ha analizado la complejidad técnica, el coste económico y el impacto social y medioambiental de cada una de ellas.
Esta publicación se presenta como una herramienta de apoyo para la mejora de la competitividad del sector agropecuario y la creación de riqueza en el medio rural. Entre los beneficios de los regadíos y su impacto en el desarrollo rural cabe destacar:
- el valor agregado bruto por hectárea del regadío en Castilla y León es 3,5 veces superior al del secano,
- mayor diversidad de cultivos lo que posibilita más competitividad y posibilidades para la industria agroalimentaria,
- el número de incorporaciones de jóvenes agricultores es 6,5 veces superior en zonas de alta intensidad de riego que en zonas de secano,
- la densidad de población es tres veces superior en las zonas de regadío de alta intensidad respecto a las zonas de secano.
Con todo ello, Ferduero y la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural ponen énfasis en la necesidad de acometer infraestructuras hidráulicas, por parte de la Confederación Hidrográfica del Duero, que sirvan de apoyo y como herramienta para las planificaciones futuras.
Además, han puesto de manifiesto que, frente a los argumentos esgrimidos en el borrador del libro verde de la gobernanza del agua, en Castilla y León es preciso seguir planteando y ejecutando actuaciones que incrementen la regulación. De lo contrario, será imposible hacer frente a las consecuencias del cambio climático que propiciarán el abandono de la actividad y el territorio con consecuencias catastróficas para el medio rural.