Máximos históricos de desfibriladores en la Comunidad
Estas navidades se han conseguido los máximos históricos de desfibriladores por habitante en Castilla y León, según la empresa especializada B+Safe, aunque la Comunidad tiene camino por mejorar para igualar a Madrid, la comunidad más cardioprotegida.
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Las fiestas de Navidad son sinónimo de celebración y de no pocos excesos, comemos más, ingerimos más bebidas alcohólicas, se producen más aglomeraciones y ponemos nuestros sentimientos y emociones al rojo vivo, una serie de circunstancias que incrementan el riesgo de sufrir un accidente cardiaco.
Afortunadamente, cada vez son más los establecimientos comerciales que disponen de desfibriladores y de personal entrenado en técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP) y Soporte Vital Básico.
Según Nuño Azcona, CEO de B+Safe, “la mayor sensibilización en la sociedad y el desarrollo de normativas específicas en las diferentes comunidades están cambiando el mapa de la cardioprotección en España”.
Así en Cataluña y Andalucía, el desfibrilador debe estar obligatoriamente presente en espacios con capacidad superior a 5.000 personas.
En el País Vasco la ley señala que los establecimientos con aforo superior a 700 personas deben disponer de desfibrilador.
En Canarias esta obligación se extiende a teatros municipales, auditorios y salas de congresos con aforo superior a 1.000 personas. En Asturias, los establecimientos, locales e instalaciones en las que se desarrollen espectáculos públicos y actividades recreativas, con aforo autorizado superior a 750 personas, deben estar cardioprotegidos con desfibriladores. En Madrid, afecta a los establecimientos públicos con un aforo igual o superior a 2.000 personas.
Por su parte, en la Comunidad Valenciana es obligatorio que los espacios públicos con un aforo igual o superior a 1.000 personas deben estar equipado con uno de estos equipos.
Ranking de desfibriladores
Según un estudio reciente, Madrid es la Comunidad Autónoma mejor cardioprotegida, con 1 desfibrilador cada 770 ciudadanos, seguida de Extremadura (1 cada 1.102), País Vasco (1 cada 1.259), Navarra (1 cada 1.343), Cantabria (1 cada 1.937), Galicia (1 cada 2.066), Baleares (1 cada 2.301), Murcia (1 cada 2.414), Aragón (1 cada 2.669), Valencia (1 cada 2.842), Castilla y León (1 cada 3.050), Cataluña (1 cada 3.180), Castilla La Mancha (1 cada 3.752), Melilla (1 cada 3.818), Canarias (1 cada 4.200), Andalucía (1 cada 4.400), Asturias (1 cada 4.878), Ceuta (1 cada 5.250) y La Rioja (1 cada 10.400).
“La apuesta por la cardioprotección -indica el CEO de B+Safe- debe ir acompañada de la disponibilidad de personal formado en RCP y SVB y en el uso de estos equipos, para mejorar su capacidad de respuesta ante un accidente cardiaco”.
Los primeros minutos tras una parada cardiorrespiratoria son claves para quien la sufre. Si se encuentra cerca una persona que pueda practicar una reanimación cardiopulmonar (RCP), sus posibilidades de supervivencia se multiplican. Por el contrario, cada minuto que pasa sin que se comiencen a practicar las técnicas de RCP, las posibilidades de sobrevivir sin secuelas disminuyen un 10%.
La Cadena de supervivencia comienza comprobando si la persona está inconsciente y no respira. El siguiente paso es llamar al servicio de emergencias (112) indicando lo que ocurre y el lugar exacto en donde nos encontramos.
A continuación, se debe iniciar la RCP y aplicar el desfibrilador, hasta la llegada de los servicios de emergencia. Sin embargo, según el "Estudio Cardioprotección en España 2016", el 70% de la población no sabría cómo actuar ante una situación como esta.
Hay identificados cuatro pasos críticos para tratar el paro cardíaco repentino, denominados Cadena de Supervivencia:
- Reconocimiento y llamada al servicio de emergencia.
- Una rápida resucitación cardiopulmonar (RCP).
- Desfibrilación temprana.
- SVA y cuidados post-resucitación