Atapuerca recrea la batalla entre dos reyes hermanos que decidió el futuro de Castilla
Atapuerca recreará el próximo domingo la batalla sucedida hace casi mil años entre dos reyes hermanos que decidió el futuro de Castilla. Es una historia medieval que enfrentó a Castilla y León con Navarra y que se ha convertido en fiesta de Interés Turístico.
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Enrique Sancho
Si se menciona Atapuerca, inmediatamente se relaciona con los fantásticos yacimientos arqueológicos prehistóricos encontrados en este pequeño municipio a 18 kilómetros de Burgos que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000 y los únicos en Europa en los que es posible seguir la evolución de los modos de vida de los primeros humanos que habitaron el Viejo Continente, hace aproximadamente un millón de años, hasta épocas muy recientes. Allí se encontraron pruebas de una nueva especie conocida como Homo antecessor.
Pero el pequeño municipio de Atapuerca, con apenas 180 habitantes, además de contar en su término municipal con otro Patrimonio de la Humanidad, ya que forma parte del Camino de Santiago francés, tiene muchas más historias que contar. Y una de ellas marcó el destino de Castilla hace casi mil años.
Fue en la célebre Batalla de Atapuerca que enfrentó a dos reyes hermanos en disputa, como casi siempre, por un pedazo de terreno. Uno era el monarca navarro García III, y el otro, Fernando I rey de León y conde de Castilla que estuvieron divididos desde que su padre Sancho III El Mayor repartió su reino entre sus hijos; al primogénito García le correspondió el reino de Pamplona, el entonces condado de Castilla le tocó a Fernando; a Ramiro, Aragón y a Gonzalo, Sobrarbe y Ribagorza. Pero la disputa se centró entre Fernando y García.
Intentos de entendimiento, visitas de cortesía que terminó en prisión, cesiones y exigencias no lograron sino crear un ambiente cada vez más hostil. Ambiciones políticas, envidias y viejas rencillas que ni los abades de Santo Domingo de Silos y San Salvador de Oña consiguieron parar, y cuyo resultado cambió para siempre la historia de Castilla.
El 1 de septiembre de 1054 en las llanuras del valle de Atapuerca en una zona de bajo monte poblada de bellos encinares e impregnada de los aromas de miles de matas de espliego, romero y tomillo la tropa castellana y sus pares leoneses, se encontraron a tiro de ballesta con los navarros. En las filas castellanas se encontraba entre miles de soldados un joven Rodrigo Díaz de Vivar, no convertido aún en El Cid Campeador, de la mano de su padre, Diego Laínez.
El enfrentamiento fue brutal con las escasas armas que entonces se usaban: espadas, hachas, dagas, lanzas, alabardas, navajas, látigos, fustas, cuchillos, arcos, mazas, ballestas, escudos, alguna ballesta y arcos... Cuerpo a cuerpo, miles de hombres y unas docenas de caballos.
Curiosamente, según las crónicas de la época, la batalla se decidió a favor de los castellanos por una traición de uno de los navarros de nombre Sancho Fortún, que sabía que su joven esposa, Velasquita, que tiene un papel importante en la historia y en la representación, había sido ƒorzada por el rey navarro, se la tenía jurada y aprovechando la confusión de la batalla le asestó un golpe mortal al rey García III, lo que desanimó a los navarros a seguir la lucha. En un gesto caballeresco el vencedor rey Fernando se acercó al cadáver de su hermano y permitió más tarde el velatorio fúnebre durante la noche posterior a la batalla. Muerto su rey, los navarros le llevaron en procesión fúnebre al panteón de Nájera, al que el mismo Fernando, en un acto que le honraría, acudió con algunos nobles castellano leoneses a la capilla ardiente de su hermano muerto. Asimismo, estuvo presente tras las exequias, en la proclamación y jura del nuevo rey Sancho, sobrino de García.
Hay otra versión, que recoge la Crónica Compostelana, más favorable a Fortún, que cuenta que éste había sido tutor durante la infancia y juventud de García, el rey navarro, y lo apreciaba como a su propio hijo cayendo ambos juntos durante el combate. Una versión más bonita y romántica. Cosas inverificables de la historia.
La recreación de la batalla
Tuvieron que pasar casi mil años, hasta que en 1996 se hizo la primera representación histórica de la Batalla de Atapuerca, en torno a la idea de representar teatralmente la historia de Atapuerca acontecida en el año 1054,
Tras 29 años se ha convertido en una de las recreaciones de referencia de Castilla y León tratando, año tras año de hacer las cosas bien, mejorando con los escasos recursos disponibles, el rigor histórico, la interpretación, la puesta en escena, la estética, la vestimenta, apostando para ello desde un enfoque técnico y profesional desde la gestión cultural. Un equipo directivo y técnico desde el voluntariado, prepara minuciosamente a lo largo de todo el año la Batalla de Atapuerca, intentando mejorar con la puesta en marcha de diferentes novedades, cuidando la puesta en escena, la investigación, la ambientación, la participación ciudadana... siendo fieles con el hecho histórico.
La presidenta de la Asociación de Amigos de Atapuerca, impulsora de la representación, la inquieta y activa Isabel Torrientes, ha recordado que la fiesta está reconocida como de Interés Turístico Regional y está comenzando los trámites para que sea de Interés Nacional, forma parte de la Asociación Española de Fiestas y Recreaciones Históricas, y de la Confederación Europea de Fiestas y Manifestaciones Históricas, fue premiada como Mejor iniciativa de Desarrollo local de Castilla y León y tiene los premios Atapuerca Cultura, Atapuerca Turismo y el Premio Tamarón Cultura.
El espectáculo merece la pena y suele reunir a varios miles de espectadores.
Se celebra el penúltimo domingo de agosto, aunque este año es el último, el día 25, en la ladera de la Iglesia de San Martín, junto a los Campos de Papasol, en el escenario real donde tuvo lugar la batalla entre los dos reyes.
Un amplio equipo de voluntarios, actores aficionados y otros más profesionales y recreacionistas ponen en marcha una representación histórica que tiene una gran repercusión regional y nacional. La Batalla de Atapuerca se ha convertido en una cita ineludible dentro del verano burgalés, su representación histórica se celebra al aire libre, es de carácter gratuito y está destinada a todo tipo de públicos, se desarrolla en un espacio natural, que permite contemplar a los lejos la belleza de los Humedales de Atapuerca.
Comienza al atardecer hacia las 18:30. Una cuidada puesta en escena con música, diálogos en directo y narración a cargo este año del burgalés, Juan Manuel Moure, mantiene al público atento sin perderse detalle de la historia que siglos atrás ocurrió en el mismo lugar. Un gran reto para un pequeño pueblo que año tras año, desde hace ya 29 ediciones, consigue atraer a un numeroso público nacional poniendo en escena, gracias a la colaboración de voluntarios y asociaciones de recreación histórica llegadas desde diferentes puntos de la geografía española este hecho histórico. Un evento de poco más hora y media de duración abierto a la participación ciudadana como seña de identidad que apuesta por el desarrollo del medio rural a través de la historia, la cultura y el turismo.
Otras actividades y visitas
Pero, además de la recreación que, naturalmente, es el acto central de la fiesta, Atapuerca retrocede casi diez siglos y muestra un mercado medieval, instalado en la plaza del pueblo, de 12,00 a 21,00 horas, donde el visitante puede encontrar viandas, artesanía y complementos variados, los entrenamientos ecuestres, los talleres educativos de cestería, cerámica y lucha del palo, exposiciones de tintes y telares, el desfile de los ejércitos, el baile de los gigantones, los protagonistas de la Batalla y personajes principales de la representación histórica –el rey de León y conde de Castilla Fernando I, el rey de Pamplona-Nájera García III, el caballero Sancho Fortún “el traidor”, y Velasquita, esposa de Sancho Fortún y amante del rey navarro–, y un concierto de Os fillos d´o Sobrarbe, música folk medieval con gaitas y percusión, completan la jornada del domingo, aunque las actividades complementarias se extienden a lo largo de varios días.
Para los más pequeños la fiesta se alarga en los días siguientes, con el taller infantil “Construyendo un castillo”, en el que, tras introducir a los participantes en la historia de la Batalla de Atapuerca, se les habla de los castillos como punto estratégico de vigilancia y defensa de un territorio, para después invitar a los participantes a hacer su propio castillo. También el taller “Banderines medievales” en el que aprenderán a diseñar y elaborar sus propios banderines medievales.
Vale la pena dedicar un tiempo a la visita al Centro Turístico Cultural Batalla de Atapuerca que dispone de diferentes paneles expositivos con imágenes y textos, recursos lúdicos y digitales, equipamiento recreacionista e indumentaria, los gigantones... con el fin de favorecer el conocimiento del hecho histórico medieval acontecido en Atapuerca en el año 1054, habiendo sido construido de forma sostenible y con recursos propios, primando la participación de la ciudadanía en su elaboración, siendo un espacio configurado con el fin de conservar, investigar educar y difundir la Batalla de Atapuerca. Muy cerca está la Iglesia fortaleza del siglo XV, de San Martín Obispo, el mejor lugar para presenciar la Batalla, antigua encomienda de la Orden Juan de Jerusalén. Una mezcla de estilo gótico y renacentista.
Y a unos cientos de metros está el más importante yacimiento paleontológico de Europa, declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 2000 y Lugar de Valor Universal de Excepción en 2015 por la UNESCO.
El yacimiento paleontológico de Atapuerca es uno de los más importantes de Europa, ya que recoge testimonios de la presencia y modo de vida de los homínidos desde hace un millón de años. En la Sima de los Huesos se han encontrado restos de, al menos, 32 personas de distintas edades y de ambos sexos, lo que pasa por ser una de las mejores muestras conocida de una población de la época.