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Salud emocional

El control de las emociones.

Los distintos estados de ánimo no sólo nos afectan a la actividad del día, además, pueden favorecer la aparición de ciertas enfermedades o ayudar a curarlas, y eso está demostrado desde hace muy pocos años. La nueva psiconeuroinmunología indica el papel de las emociones en el bienestar y en la salud.

Durante muchos años se han estudiado las enfermedades como si se trataran de algo autónomo, independiente del cerebro y no ha sido hasta fechas relativamente recientes que se han descubierto el mayor número de vías anatómicas, fisiológicas, bioquímicas y emocionales que están interconectadas. La psiconeuroinmunología sostiene que el sistema inmunológico puede ser controlado por la mente. No es que la mente pueda curar una enfermedad, sino que puede alterar el proceso o la disposición hacia la enfermedad.

¿Cómo se puede controlar el cuerpo con la mente?. Estamos concebidos para el amor y la alegría, pero hemos descubierto que podemos llegar a la cólera, a la angustia y a la desesperanza. Obedecemos al hemisferio izquierdo del cerebro que nos incita a bloquear las emociones, y entonces, son nocivas para nosotros y para los demás. Las emociones influyen en el funcionamiento de la hipófisis que regula las hormonas, y es cuando llega el estrés emocional, el peor momento.

En situación de estrés, la disminución de la serotonina se asocia en los hombres a un incremento de la agresividad y en las mujeres a un aumento de la depresión.

La relación que existe entre las emociones y los factores psicosociales con las enfermedades es estudiada por la psiconeuroinmunología. Un ejemplo. En 1957 dos cardiólogos, Rosenman y Friedman, del hospital Monte Sinaí, en San Francisco, California, describieron un estilo de comportamiento, conducta de tipo A, que es un factor de riesgo para enfermedades del corazón. Son personas con impaciencia, irritabilidad, siempre tienen prisa, estilo dominante y autoritario, actitud hostil, dura, competitiva, preocupación por el rendimiento y los resultados finales, más que por el disfrute de la actividad mientras se realiza.

Orto ejemplo. En 1980, los investigadores Morris y Greer plantearon la existencia de un patrón de conducta al que llamaron tipo C y que tienen mayores posibilidades de padecer cáncer. Son personas que sucumben a la depresión, sensación de desamparo e incapacidad por expresar emociones negativas.

Aunque la relación con las enfermedades puede tardar en aparecer, los expertos indican que es en la piel (seborrea y otras afecciones) donde se detecta.

Las personas que emocionalmente son sanas tienen el control sobre sus pensamientos, sentimientos y comportamientos, se sienten bien consigo mismas y tienen buenas relaciones interpersonales. Pueden poner los problemas en perspectiva y evitar, por ejemplo, emociones muy negativas para la salud como la rabia o la irritación descontrolada.

Para evitar problemas, se debe estar al tanto de las emociones y reacciones y tratar de entenderlas. Se debe conocer las causas de la tristeza, la frustración y la rabia, que son malas para la salud.

Es necesario aprender a expresar los sentimientos en formas adecuadas, aprender a saber cuándo hay algo que te está molestando, pero pensar antes de actuar. Las emociones pueden ser muy fuertes, pero antes de dejarse llevar es necesaria una pausa reflexiva.

Existen francamente posibilidades reales de mejora con medicinas naturales como vitaminas y oligoelementos (zinc, selenio y vitamina E), que son antioxidantes. Por ejemplo, el estrés se activa por falta de oligoelementos y de zinc.

Sobre todo, es fundamental invertir en nosotros mismas: ejercicio, dietas saludables, mucha música y, en algunos casos, psicoterapia.

La psiquis tiene un gran poder sobre el cuerpo y lo desordena, por eso son fundamentales las técnicas que combinan cuerpo y mente: yoga, taichi, visualizaciones positivas, etc.

La meditación es una de las técnicas más útiles para realizar la conexión entre cuerpo y mente y conseguir que estén en armonía, logrando así nuestro bienestar general. La meditación es una práctica milenaria que a través de los siglos y enriquecida por las diferentes tradiciones espirituales que la han utilizado, ha ayudado a que los practicantes aprendan a dejar la mente realmente tranquila, esto es, interrumpir el autodiálogo interno y generar un estado mental de silencio donde florece la serenidad y el bienestar. Realizar habitualmente unos minutos al día para técnicas de relajación hará que a la larga nos sintamos mucho mejor con nosotros mismos.

EL CEREBRO

La gimnasia cerebral nos ayuda a usar los dos hemisferios del cerebro. Una primera toma de contacto puede ser hacer círculos con la mano izquierda (o la menos hábil) y colorearlos, emplear la mano que tengas más cerca cuando quieras coger algo, cambiar hábitos comunes (cepillarse los dientes con la otra mano, por ejemplo), respirar un rato de forma forzada (levantando bien las costillas), en un tren o el metro ponerse a escribir palabras relacionadas con cualquier tema que no dominamos y nos haga pensar. También son buenos los clásicos ejercicios para estimular la memoria. Es decir, activando el cerebro en su conjunto, conseguimos mejorar la salud general.

 

15 POR CIENTO

En la mayoría de los adultos, los centros del habla están situados en el lado izquierdo. No obstante, alrededor de un 15% de los zurdos y un 2% de los que usan preferentemente la mano derecha, tienen centros del habla en ambas partes del cerebro.

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