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Aprovecha tu tiempo

Las técnicas de concentración y organización de tu tiempo son importantes

Empieza las labores diarias por lo más complicado o con más dificultad, alterna trabajos difíciles con más sencillos, e intenta organizarte el horario y el tiempo para cada actividad con antelación.

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Comenzamos con animarte a comprar una agenda. No subestimes el poder de una buena agenda personal. Es la mejor manera de optimizar el tiempo del que dispones. Cada día estamos obligados a atender asuntos y a realizar gestiones de diferente naturaleza.

Cuando nos enfrentamos a actividades tan variadas nuestra mente empieza a sufrir, más que por no ser capaz de realizarlas, por el temor a olvidarlas. Esta ansiedad nos impide rendir al máximo porque nuestro subconsciente está ocupado intentando recordar aquello que no debemos olvidar. Planificar en una agenda todas tus tareas liberará a tu cerebro de esa inútil carga.

En el trabajo estamos sujetos a una serie de condiciones que nos resultan más difícil controlar, sin embargo es posible establecer unas pautas de actuación que ayudan a hacer frente a las tareas diarias con más eficacia.

Las primeras horas de la mañana dedica tu tiempo a las tareas más difíciles. El comienzo del día es el mejor momento para acometer las tareas que requieren mayor esfuerzo. Nuestra capacidad de concentración es mayor en ese momento del día.

Después, te será muy útil marcarte unas prioridades. Si eres de las que abarca mucho necesitarás marcarte unas prioridades. Señala con un rotulador las tareas urgentes y con otro color las importantes. Anota al lado de cada una de ellas el tiempo que calculas que te llevará cada gestión.

Una vez que hayas realizado lo esencial, alterna los trabajos más pesados con otros que te exijan menos esfuerzo. Cambiar de actividad te servirá para renovar energías.

Si ves que no logras cumplir tus objetivos repasa la jornada y analiza que ha fallado. Tal vez te has exigido demasiado o te has comprometido con algo nuevo sin haber resuelto temas pendientes. Aprender de nuestros errores es la mejor escuela.

Otra clave para optimizar tu tiempo, que sirve además para mejorar cualquier aspecto de nuestra vida, es mantener una actitud positiva. El cerebro funciona mejor si afrontamos las tareas con optimismo e intentarlo disfrutar de ellas. Si creemos que podemos hacer algo lo logramos más fácilmente. El desaliento provoca cansancio, el optimismo renueva energías.

Se flexible ya que una buena planificación deja lugar a la improvisación. Cuando surja un problema inesperado intenta adaptarte a las circunstancias. Verlo como un estímulo antes que como una carga te ayudará. En general no debes sobrecargarte. Se trata de rendir al máximo, no de hacer lo imposible. Exigirte siempre demasiado puede generarte insatisfacción. Es más efectivo ser menos ambiciosa en el planteamiento de la jornada y cumplir todo lo que te propongas sin ir aplazando continuamente los mismo proyectos.

Para comenzar con tus tareas no esperes a estar inspirada. Ya sabes que la inspiración siempre debe encontrarnos trabajando y la mejor manera de sentirse en sintonía con un proyecto es involucrarse en él.

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En general, cuando te sientes cansada es recomendable interrumpir el trabajo para reponer fuerzas. Una manera sencilla de hacerlo es concentrándote en la respiración e intentando visualizar el aire que entra  y sale de tus pulmones. Al principio lo normal es que tu mente recupere aquellos pensamientos que a ocupaban unos instantes antes, pero no te desanimes y vuelve a empezar. Repite el ejercicio durante unos minutos hasta que tu mente se quede en blanco y te hayas oxigenado. Cuanto más practiques esta técnica más fácil te resultará.

Por último, al finalizar el día resérvate unos minutos para acabar de perfilar tu agenda para el día siguiente de esta forma, podrás empezar la jornada sin sobresaltos rindiendo al máximo desde el principio.

 

EL CONSEJO

La concentración depende de cómo te sientas con lo que haces. Para lograr un buen nivel de concentración hay que conseguir que te guste lo que haces o por lo menos aceptarlo. También se debe evitar llegar agotamiento y evitar preocuparnos por los resultados. Si nos preocupamos por ellos vamos a sentir miedo y el miedo disminuye nuestro rendimiento.

EL EXAMEN

Si tienes un examen, te damos las claves para organizarte. Primero panifica las materias por tiempos y con breves descansos que te ayudarán a fijar la información aprendida. Estudia un poco cada día y así no trabajarás bajo presión. Después de comer evita estudiar y descansa 15 minutos. Por la mañana y a media tarde son los mejores momentos para nuestro cerebro. Recoge en un papel aparte las ideas más importantes, no sólo dispondrás de útiles resúmenes a la hora de repasar, sino que además asimilarás mejor las ideas esenciales sobre las que estás trabajando. Si te levantas cada cinco minutos a buscar un libro, un rotulador o las gafas re resultará imposible concentrarte. Tenlo todo a punto y en orden.

8 horas

Trabaja sólo ocho horas. Es el límite razonable. A partir de la octava hora el rendimiento decae, probablemente al cincuenta por ciento, de modo que si trabajas catorce horas es como si hubieras trabajado once, pero has perdido seis en realidad, y solo has hecho el trabajo de tres.

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