Una lidia particular para sacrificar al toro
DE TOROS La desaparición de las ganaderías de toros bravos de Valonsadero, obligaría al Ayuntamiento, a partir de 1930, a comprar los toros fuera y venderlos a las cuadrillas.
Una puja que resulta siempre muy divertida
Un día grande en Cañada Honda
El Viernes de Toros es ciertamente una lidia particular, donde la suerte taurina se da la mano con la propia afición en el albero de la chata. En su justa medida, la jornada del sacrificio del toro, el protagonista sobre el que giran las fiestas de San Juan, es expresión de comunión de un pueblo en la juerga y el desenfreno. Entre toro y toro, en sesiones de mañana y tarde, el ruedo se puebla de gente con ganas de diversión, como lo hace el callejón, el patio de cuadrillas y los alrededores de la plaza de toros. Los novilleros, mientras tanto, demuestran su arte como pueden, entre sorprendidos y admirados de un espectáculo que, cuando se lo comentaban en la víspera, les resultaba difícil imaginar. Pero es real y seguirá siendo único mientras se mantenga un hilo de cordura en su desarrollo.